jueves, 30 de enero de 2014

"DEGRÉS", de MICHEL BUTOR -- (page 10)

Yo estaba ya en esa sala con usted. Era nuestra segunda lección de geografía. 

"Zola, ¿qué puede decirme de la atmósfera? 

Wolf, ¿qué sabe usted de la estructura interna del planeta? 

Y ahora, Voss, vamos, póngase de pie, pase al frente, hábleme de la historia del globo y sus principales períodos."

Y mientras éste ensayaba sus respuestas, de pie, las manos a la espalda, yo te observaba de refilón. El sol aclaraba tus cabellos negros, y tus manos de uñas comidas; proyectabas tu sombra sobre el libro que hojeabas, deteniéndote un buen tiempo en una fotografía no muy nítida del gran cañón del Colorado, con una mancha negra al medio, espesa e irregular, como si hubieras sido vos quien la hubiera hecho

y tu tío Henri estaba ya del otro lado de la pared atrás mío, con su primera moderna, y pedía entonces a uno de sus alumnos comenzar la muerte de Monseigneur, delfín de Francia: 

"Allí me encontré con todo Versalles reunido...", 

señalando las faltas con un fruncimiento de cejas,  un golpe seco con la punta de su lápiz en el borde amarillo de un escritorio igual al mío, todo marcado de huequitos, 

exactamente como señalaba las tuyas ahora mismo, después de haber recogido los primeros deberes de francés con este tema ultra clásico: 

"narre el día de de sus vacaciones que más destacadamente recuerde; intente explicar por qué le ha parecido el más digno de ser retenido". 

Interrogó a algunos de ustedes sobre vida y obras de Rabelais, pidió un voluntario para que explicara la carta de Gargantúa a Pantagruel, y te eligió [entre los que levantaban la mano...] 
        

"DEGRÉS" de MICHEL BUTOR -- (page 9)

Entro a la clase, y subo al estrado. 

Cuando deja de sonar la campana, saco del portafolios que acabo de apoyar sobre el escritorio la lista alfabética de los alumnos, y la otra hoja de papel blanco, donde ellos mismos han indicado sus lugares al interior de esta sala. 

Después me siento, y cuando todos han hecho silencio, comienzo a tomar lista:

"Abel, Armelli, Baron...",

tratando de retener en la memoria sus rostros, dado que todavía no sé reconocerlos excepto algunos que estaban conmigo el año pasado, en particular vos, Pierre, 

que elevás tus ojos marrones cuando yo pronuncio tu nombre según la lista, 

después "... Daval, de Joigny, de Loups", 

antes de pasar a "Estier, Fage Jean-Claude, Fage Henri...", 

dirigiéndome una especie de sonrisa a la cual no quiero responder, porque evidentemente más vale que el mayor número posible de tus compañeros ignore el mayor tiempo posible nuestro parentesco, que a sus ojos seas para mí exactamente como uno más de ellos. 

Tu tío Henri Jouret, del otro lado de la pared detrás mío, se mide con sus primero moderno, toma lista, trata de registrar sus lugares y sus rostros, antes de comenzar a tomar y a explicar una página de Saint Simon.